El padre Jason LaLonde, SJ, se sintió llamado a participar en la iglesia de Dios desde muy joven. A través de cambios de carrera y de vocación, y de mudanzas por todo el país, LaLonde ha mantenido una constante: una apertura a cualquier labor que Dios le encomiende.
Católico de toda la vida, LaLonde creció con conexiones con la iglesia que le sirvieron de inspiración durante su desarrollo espiritual. Su tía, que también era su madrina, era secretaria en su colegio parroquial. Disfrutó de las lecciones sobre historias bíblicas y se inspiró en sus párrocos. Incluso sintió un llamado al sacerdocio conmovedor en el momento de su primera comunión.
Después de graduarse en la Universidad Estatal de Florida, LaLonde trabajó en gestión de las artes en Nuevo México durante dos años y después en su estado natal de Florida durante un año. Luego se inscribió en el programa de Maestría en Administración de Empresas de la Universidad de Florida. También inició en serio el discernimiento de su vocación jesuita.
Mientras era estudiante de MBA, LaLonde asistió a la iglesia católica de San Agustín en Gainesville, Florida, donde conoció a un jesuita, el P. José Luis Mesa, quien se desempeñaba como sacerdote residente en ese momento. Las conversaciones con el P. Mesa despertaron el interés de LaLonde por la Compañía.
“El padre Mesa estaba lleno de historias interesantes de sus propias experiencias como jesuita”, nos cuenta LaLonde. “Pasó un tiempo como misionero y educador en Chad [en África], y escuchar eso me dio una idea del tipo de trabajo que hacen los jesuitas”.
También fue una caja de resonancia para las preguntas e inquietudes de LaLonde sobre la vida religiosa. Finalmente, LaLonde se vinculó con la oficina de promoción vocacional de la antigua provincia de Nueva Orleans. Después de otro año de discernimiento, ingresó al noviciado en el otoño de 2007.
Después de completar los primeros estudios en la Universidad de Fordham, el magisterio en la Jesuit High School en Nueva Orleans y los estudios de teología en la Escuela de Teología y Ministerio del Boston College, LaLonde fue ordenado sacerdote en el 2018. Como un punto culminante de su proceso de formación menciona un viaje a Brasil para la Jornada Mundial de la Juventud en el 2013 y un viaje de servicio a Panamá en el 2015 con estudiantes de los jesuitas de Nueva Orleans.
“Además de la alegría de contar con presencia del Papa Francisco, lo que para mí hizo de la peregrinación a Río de Janeiro algo muy especial fue compartir la experiencia con nuestro increíble grupo de estudiantes y compañeros”, recuerda. Ese grupo incluía al difunto padre Raymond Fitzgerald, quien era entonces Presidente de los Jesuitas de Nueva Orleans, y a John Guerra, S.J., quien estaba a punto de comenzar su último año en JHS y ahora está cursando sus primeros estudios en la Universidad de Saint Louis.
Tras su ordenación, el P. LaLonde sirvió como vicario parroquial en la Iglesia de la Inmaculada Concepción en Albuquerque, N.M. Esta asignación le trajo una sensación de plenitud.
“Apoyar al pastor en el ministerio sacramental para la maravillosa comunidad parroquial fue una verdadera bendición”, sostiene. “También disfruté interactuando con los niños y las familias de nuestra escuela parroquial de Santa María“.
Para el P. LaLonde fue gratificante el tiempo pasado en el ministerio parroquial. En su siguiente asignación se ha sentido llamado a hacer algo un poco diferente.
En otoño del 2020, el P. LaLonde se matriculó en el programa de doctorado en Teología de la Universidad de Notre Dame.
“Espero que el programa me forme para enseñar y apoyar en la vida intelectual de la Iglesia”, indica.
Como siempre, el P. LaLonde planea dejar que Dios guíe sus próximos pasos.
“En última instancia, como jesuita, quiero tener la libertad de responder al llamado de Dios”, confiesa. “Estoy agradecido de que Dios me abriera un camino para venir a Notre Dame, y en el futuro espero seguir estando dispuesto y listo para servir de la manera en que Él me llame”.