Por Mary Baudouin
Sue Weishar sabía desde muy joven que quería conocer otras culturas además de la que conoció mientras crecía en el Medio Oeste. Ese deseo la llevó a recorrer el mundo –llegó a Samoa como voluntaria del Cuerpo de Paz y a Guatemala como profesora- y a Luisiana como coordinadora de estudiantes internacionales en la Universidad de Luisiana Lafayette y directora de los Servicios de Inmigración y Refugiados de Caridades Católicas de Nueva Orleans. Hace diez años, dicho deseo la condujo al Instituto Jesuita para la Investigación Social (JSRI, por sus siglas en inglés) de Nueva Orleans, donde trabaja como becaria de política e investigación centrada en cuestiones de inmigración y justicia penal.
JSRI es un proyecto conjunto de la Jesuita Provincia Central y Sur de Estados Unidos y la Universidad Loyola de Nueva Orleans.
En cada uno de sus roles, la Dra. Weishar ha basado su trabajo en lo que el Papa Francisco llama “la cultura del encuentro”. Sus amistades con inmigrantes, refugiados y personas encarceladas dan cuenta de su trabajo como defensora e investigadora.
“El acompañamiento realmente resuena en mí. Es tan importante para mantenerme con los pies en la tierra mientras intento entender los problemas desde la forma en que impactan a los individuos”, dice Weishar. “He desarrollado amistades tan enriquecedoras con personas con experiencias vitales y de culturas totalmente diferentes a la mía”.
La investigación y la defensa de Weishar sobre cuestiones de justicia penal, como el confinamiento, los derechos humanos y el encarcelamiento masivo, la llevaron hace años a asistir a un “Día de la Compasión” en la Penitenciaría Estatal de Luisiana (Angola). Durante este evento, que reunió a reclusos y actores externos para dialogar, Weishar se hizo amiga de Robert, un hombre de 47 años que lleva 27 en Angola, condenado por asesinato en segundo grado tras una pelea con un amigo que resultó mortal.
Más que todos los libros y estudios de investigación que Weishar ha leído, es su amistad con Robert la que le ha ayudado a entender la experiencia de las personas encarceladas, tanto la buena como la mala.
“Hablo con Robert una vez a la semana”, dice. “He aprendido mucho sobre la fe gracias a él. Su fe le permite vivir una vida de amor, misericordia y perdón. Nuestras vidas son muy diferentes, pero compartimos una humanidad común. Esto me justifica y ha sido una gracia increíble”.
Weishar cree que la creación de una cultura del encuentro es clave para derribar muros y construir defensas más sólidas. Es la creadora y organizadora de los Teach-Ins de JSRI sobre Inmigración y Encarcelamiento Masivo, durante los cuales los inmigrantes y las personas anteriormente encarceladas comparten sus historias con estudiantes y feligreses. Las relaciones de confianza que ha establecido con los inmigrantes y las personas anteriormente encarceladas les han dado el valor necesario para contar sus experiencias a los demás.
Muchos de los que asisten a los Teach-Ins se unen a Weishar y al JSRI en la defensa de una legislación, políticas y prácticas más justas para los inmigrantes indocumentados y las personas afectadas por el sistema de justicia penal.
Trabajar directamente con los inmigrantes enseñando inglés como segunda lengua, organizando colectas de alimentos para las familias cuyo principal sostén ha sido deportado y realizando entrevistas de admisión de servicios legales después de las redadas en el lugar de trabajo del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas han encendido la pasión de Weishar por hablar de la justicia en sus escritos, investigaciones, defensa de la ley y los responsables políticos. Habla y escribe desde su corazón, formado por aquellos que se encuentran en los márgenes y que ella considera sus amigos.