Por Ignatius Plato
Socius significa “compañero” en latín. Es la palabra raíz de “sociedad”, lo que significa que nuestro lugar en el mundo está estrechamente ligado a nuestras relaciones con los demás. La Compañía de Jesús, por tanto, lo dice todo en su nombre; ser compañeros de Jesús y de los demás está ligado inseparablemente a su misión.
El Padre Francis “Billy” Huete, SJ, socius de la Jesuitas Provincia USA Central y Meridional (UCS), vive de todo corazón la llamada de la Compañía al compañerismo. El ministerio del padre Huete consiste en acompañar al provincial y a sus hermanos jesuitas, asegurándose de que los jesuitas y sus compañeros tengan el apoyo que necesitan para llevar a cabo la misión de la Compañía.
“Gran parte de mi acompañamiento se realiza entre bastidores, y eso me ha dado una nueva perspectiva de estar ahí para los demás”, dijo el P. Huete. “Aunque estés ayudando indirectamente, sigues ayudando, viviendo como compañero de los demás en el mundo”.
Este espíritu jesuita de compañerismo puede encontrarse en un acto tan simple como hacer papeleo.
“Mi principal responsabilidad es ser compañero del P. [Provincial Thomas] Greene”, dijo el P. Huete. “A través de él, ayudo a la Compañía. Viene a mí con cosas en las que necesita ayuda: corregir cartas, preparar un correo electrónico, ayudar a los jesuitas en transiciones ministeriales, enviar informes a la Curia en Roma. Esa es la parte práctica de mi ministerio: llevar registros”.
Pero su ministerio como socius va regularmente más allá de lo práctico. La espiritualidad ligada a la misión de la Compañía ha enseñado al P. Huete a estar junto a los demás como mentor y amigo. “Mi ministerio como socius y la misión de la Compañía tienen una gran característica en común: ayudar a la gente, concretamente ayudar a la gente de maneras de las que quizá no se dan cuenta”.
Como socius -compañero- del provincial, el trabajo del P. Huete requiere conocer todos los aspectos de la vida jesuita en la provincia. “Es un ministerio en el que nunca sabes lo que te deparará cada día”, dijo el P. Huete. “Algunos días me ocuparé de asuntos relacionados con el papeleo. Al día siguiente, hablo de discernimiento espiritual con un jesuita. Nunca se trata sólo de cosas prácticas o sólo de cosas espirituales”.
El padre Huete trabajó en institutos de toda la provincia de UCS durante muchos años, sirviendo a alumnos, profesores y personal como docente, director, sacerdote y amigo. A través de su trabajo, dice, adquirió una mejor comprensión de la cura personalis (es decir, “el cuidado de toda la persona”) y de cómo podía ayudar a sus alumnos y compañeros de facultad a conectar su vida cotidiana con su vida espiritual.
Entender cómo funcionan los colegios jesuitas a nivel logístico le aportó una nueva comprensión del compañerismo. Pronto proporcionó orientación a los hermanos jesuitas como director espiritual y ofreció su amistad a los jóvenes que discernían su vocación. Fue maestro de novicios de la antigua Provincia de Nueva Orleans durante más de doce años.
“Ambos ministerios me prepararon para el actual”, dijo el P. Huete. “El trabajo en el instituto era más la parte práctica: aprendes cómo funcionan juntos la educación y el acompañamiento. El trabajo de formación es similar, pero se centra más en el acompañamiento espiritual. Te da más tiempo para centrarte en cómo puedes acompañar a los demás y ayudarles a crecer en su vida espiritual”.
Después de más de 50 años como compañero en la Compañía de Jesús, el P. Huete resume su perspectiva sobre el acompañamiento jesuita: “No importa dónde estés en la vida, hay muchas posibilidades de que haya alguien dispuesto a ayudarte de alguna manera, incluso en formas de las que no te das cuenta. Eso es lo que hace de la Compañía de Jesús una verdadera comunidad con y para los demás. Esa es la vida que llevo a diario: ser un compañero”.
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