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News Story

30 de octubre de 2019 — Un Jesuita llena el espacio en blanco es una serie donde los jesuitas de todos los Estados Unidos y Canadá llenan los espacios en blanco y nos dan una visión y una comprensión más profunda de sus vidas y vocaciones.

El P. Joe Laramie, SJ, es actualmente el ministro del campus de su alma mater, la Universidad de Saint Louis, donde trabaja en proyectos de servicio, con otros estudiantes en retiros y en residencias universitarias. Recientemente publicó su primer libro:  ”Abide in the Heart of Christ: a 10-Day Personal Retreat with St Ignatius Loyola” (Habita en el corazón de Cristo: un retiro personal de 10 días con S. Ignacio de Loyola) —y está muy emocionado por ofrecernos una mirada tras bastidores de lo que lo inspiró a escribirlo.

1. Los ejercicios espirituales de San Ignacio son _____________.

P.Laramie: … el libro más decepcionante que jamás haya leído — ¡y por eso es tan maravilloso! [Un momento, ¿qué?]

Si trata de leer los Ejercicios (como hice yo en la universidad), encontrará que están llenos de lenguaje técnico y jerga teológica. Por ejemplo: “Después de la oración preparatoria y dos preludios, este ejercicio será una repetición del primero y segundo ejercicios” [#62] ¿Eh?

La genialidad de S. Ignacio es que no solo nos ofrece sus propias reflexiones sobre los Evangelios y la vida cristiana. Más bien, nos ofrece un método para contemplar estos misterios por nosotros mismos, con la guía del Espíritu Santo.

Imagine que está viendo un juego de béisbol profesional por primera vez, y se dice a sí mismo: “¡Me gustaría probarlo!”. Luego va a la biblioteca y saca el libro de reglas del béisbol. Sería una lectura aburrida y confusa, con explicaciones sobre la “regla del infield fly o fuera de juego” y lo que ocurre cuando un lanzador comete un “balk” (no completa el lanzamiento). ¡No necesita un libro de reglas, sino un entrenador, preferiblemente uno al que también le guste jugar béisbol!

En los Ejercicios, Ignacio se dirige principalmente a los “entrenadores”, conocidos como “directores espirituales”. Son jesuitas  y otros directores capacitados que ya han hecho los Ejercicios (guiados por sus propios directores espirituales) y han tenido un encuentro profundo con Cristo. Ahora ayudan a otros a tener una experiencia similar. Eso es lo que espero hacer con mi libro, “Habita en el corazón de Cristo”.

2. Un lugar o momento inesperado donde encontré a Jesús fue ____________.

P.Laramie: … en una selva de Belice.

Trabajé allí varios meses después de mi ordenación. Iba conduciendo para ir a dar una misa en unas aldeas Mayas, a veces de 2 a 3 horas de distancia, por caminos de tierra. Conducía una vieja camioneta acompañado por un joven novicio jesuita. Nos topamos con un gran bache en el camino y la batería se cayó. No me lo estoy inventando. Salían chispas debajo del capó y luego “pum”. Así que nos bajamos y caminamos.

P. Laramie en Belice el Domingo de Ramos de 2012

El sol se estaba poniendo. Salieron las estrellas. Podíamos oír monos aullando desde los árboles. Entonces oí una voz humana y vi el destello de un machete a la luz de las estrellas. “¿Padre? ¿Padre? ¿Es usted? La aldea había enviado un joven a buscarnos, ya que llegamos con algunas horas de atraso. El machete es solo una herramienta agrícola típica en Belice, para cortar la maleza o defenderse de jaguares o perros salvajes.

Nos acompañó a la aldea. La capilla estaba alumbrada por velas; todos habían estado rezando allí por varias horas, esperándonos. Yo estaba sudado, lleno de barro y exhausto, pero fue muy hermoso. Ese es Jesús. Es la Estrella que ilumina nuestro camino, y la vela que nos da la bienvenida, y el canto fiel al Padre. Oficié la misa esa noche dando la Eucaristía al Cuerpo de Cristo.

3. Sin mi _______________, no sería la persona que soy hoy.

P.Laramie: … abuelo

Tengo muchos gratos recuerdos de él de mi juventud. Mis abuelos solían tener una granja en Warrenton, Missouri, aproximadamente una hora al oeste de St. Louis. Mi hermana y yo íbamos allí a veces a pasar el fin de semana. Me mostraba la granja. Era alto y delgado como yo ahora; en aquel entonces, yo era un niño regordete de cabello castaño revuelto. Él podía caminar más rápido, pero iba despacio para que yo pudiera seguirle el paso; por cada paso que él daba, yo daba tres. Mientras caminábamos, se detenía a señalar pequeños detalles de la naturaleza.

Mientras cruzábamos el arroyo, dijo: “Mira esto, JW”. Ese era el apodo que usaba conmigo, las iniciales de mi primer y segundo nombre, Joseph William. “Mira aquí, estos pececitos. Realmente no son peces. Son renacuajos. Crecerán y se convertirán en ranas”. Había escuchado decir eso a mi maestro de ciencias de la escuela, pero verlos con mi abuelo lo hizo cobrar vida y ser real.

Después de hurgar con un palito en el arroyo por un minuto, continuó diciendo: “¿Y ves ahí esa flor rosada? Pues esa flor se convertirá en una manzana. Entonces podremos recogerlas y tu abuela hará un rico pastel de manzana con ellas”. También me preguntaba por mis clases en la escuela, sobre mi equipo de béisbol, sobre mis padres. Continuábamos caminando juntos por la granja, y luego nos dirigíamos al estanque de peces.

Cuando recuerdo estas cosas, esos fines de semana con mis padres eran una especie de paraíso rural. Yo era como un pequeño Adán de 8 años de edad y mi abuelo era como un Dios Padre caminante. Me dedicaba tiempo. Se inclinaba literalmente para hablarme a mi nivel. No creó manzanos, pero los cultivaba y atendía. Literalmente estoy hecho a imagen y semejanza de mi abuelo, ya que me parezco a él físicamente y en cuanto a su temperamento. Del mismo modo, Dios nos ha hecho a todos a su imagen y semejanza, dándonos cualidades que Él mismo posee. Uno de los capítulos de mi libro comienza con una descripción de él y la granja y nos lleva a reflexionar sobre el Génesis y Dios creando a cada uno de nosotros.

4. Pensé que podría tener una vocación a la Compañía de Jesús cuando ______________.

P.Laramie: … Di una charla en el retiro de Kairos.

Cursaba el último año de secundaria en la Escuela secundaria de la Universidad de St. Louis, una escuela jesuita masculina. Mi charla era sobre el liderazgo cristiano y cómo somos llamados para ser líderes en fe en nuestra propia manera única. Disfruté dar la charla y me fue bastante bien. Hablé sobre mi abuelo, por supuesto.

Hice teatro y escribía para el periódico de la escuela en la escuela secundaria y en la universidad en la Universidad de St. Louis. Escribía sobre deportes y conciertos. Hice el papel de Linus en “Eres un buen hombre, Charlie Brown”. Fue muy divertido y me hice amigo de muchos estudiantes talentosos.

El P. Laramie de caminata con estudiantes de SLU durante un retiro en la naturaleza.

Se me ocurrió pensar que hablar y escribir sobre la fe era más poderoso, más importante y tenía un valor mucho más duradero que el teatro y los deportes. Una obra de teatro termina después de un fin de semana. Mi equipo podría ganar esta noche, o podría perder. Todo esto son bienes culturales y tienen su propio valor, desde luego; pero la vida en Cristo es eterna.

Sentí que el Espíritu se revolvía dentro de mí. Quizás podría usar mis dones e intereses AMDG — “ad majorem Dei gloriam”, o sea, “para la mayor gloria de Dios”, como decía San Ignacio con frecuencia. Y me encantaba hablar a mi pequeño grupo, ayudar a mis compañeros de clase a rezar juntos. Me preguntaba: “¿Existe algún modo de convertir esto en un trabajo a tiempo completo?”. ¿Quizás trabajar en una casa de retiro? Entonces miré a mi alrededor y vi a dos jesuitas: el presidente de nuestra escuela y el ministro de nuestro campus. Éste era su “trabajo a tiempo completo”. Eran personas alegres y talentosas. Yo diría que la semilla de mi vocación se arraigó en ese retiro.

5. Algo más que quisiera que más personas comprendan sobre Dios es ______________.

P.Laramie: … que Dios está vivo.

Jesús ha resucitado, no “Jesús fue resucitado” de entre los muertos. No fue, ¡Él ES! Vive y tiene un cuerpo resucitado y un corazón palpitante ahora mismo. Si se toma la oración en serio, su vida cambia. Dios hace cosas: a nosotros, para nosotros, en nosotros, en el mundo, si decimos “sí” y se lo permitimos, si se lo pedimos. Mi vocación jesuita es un ejemplo obvio para mí. He trabajado en aldeas mayas en Belice, Centroamérica. He enseñado en la escuela secundaria. Ahora estoy trabajando en un campus universitario. Yo solo no podría haber orquestado una sola de estas tareas. Evité activamente algunas de ellas, pero finalmente accedí cuando mi superior (y el Espíritu Santo) me pidieron que lo hiciera.

El P. Laramie celebrando su primera misa como sacerdote en 2011.

Esto es cierto para muchas personas en el discernimiento. Si de verdad le pide a Dios que lo guíe para tomar una gran decisión, entonces se vuelve espiritualmente consciente de estas pequeñas gracias y movimientos en su vida cotidiana. Quizás le está pidiendo a Dios que lo dirija a un cónyuge potencial para el matrimonio. O está considerando cambiar de carrera. Y no hace eso por su cuenta, sino que realmente está tratando de poner su voluntad en manos del Señor. Es estimulante, rejuvenecedor ¡y a veces es agotador! Y verdaderamente siente que el Señor está obrando aquí. No estoy moviendo los hilos, sino que estoy permitiendo que el Creador cree algo hermoso en mí para el mundo que me rodea.

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